- Precio rebajado
Referencia: 2462
El coronel general Heinz Guderian, fundador de las fuerzas blindadas alemanas y su jefe en la batalla, a la vez jefe del Estado Mayor del Ejército alemán, en particular, durante los tiempos más difíciles, es la voz en mejores condiciones para tener una opinión formada acerca de la Waffen-SS, puestas bajo su mando durante la guerra. En contra de otros juicios carentes de importancia, especialmente aquellos que se extendieron en la postguerra llenos de prejuicios, escribió:
Nuestro honor es nuestra lealtad [Meine Ehre heißt Treue]. Este era el lema bajo el que las Waffen-SS fue entrenada y el lema con el que luchó. Fue leal y valiente al juramento de autosacrificio. Quien la haya visto en la batalla está obligado a confirmarlo. Tras la caída, esta formación se enfrentó a cargos excepcionalmente intensos e injustos, pero nunca olvidó la lealtad a si mismos y a todos los que cumplen con su deber con Alemania. Su conducta fue ejemplar durante los años duros de la posguerra sin cejar ni en los campamentos de prisioneros de guerra ni, antes, con su actitud impertérrita ante los Tribunales, la amabilidad y el compañerismo lo demuestran.
La Leibstandarte, primera formación de la Waffen-SS, es tratado por muchos autores, entre ellos historiadores, que han tratado con seriedad sobre ella. Pero si se han recogido hechos probados también se han difundido otros no comprobados y no probables, y han sido ascendido a la categoría de estandar histórico. Los errores de juicio resultan injustos a pesar de la reiteración.
No es la intención del autor crear un panteón. Sin embargo, tanto los caídos como los supervivientes tienen el derecho a la verdad. No necesitan justificación los que fueron actores en una época, sujetos a hechos y estándares históricos.
Reseña extraida y traducida de texto en contraportada