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Referencia: 6213
¡Soldados!
Las Juntas de Asturias y Galica, en nombre de todas la provincias […] nos han dirigido cartas para implorarme […] que nos apresuremos a volver a nuestra patria para salvarla y vengarla.
Toda España ha tomado las armas […]. Nosotros […], en virtud de vuestra resolución de querer vivir y morir con nuestro pueblo […] he decidido aceptar el remedio que nuestros enemigos de antaño, actuales amigos, nos ofrecían.
Recordad, soldados, que es la cosa más justa y noble del mundo repatriar nuestro Ejército […] para defender la patria en vez de servir como mercenarios. Aquí solo nos aguarda la infamia y el envilecimiento, que son tan insoportables para el soldado español para el que es agradable una muerte honorable.
Proclama del marqués de La Romana a las tropas en Langeland (17 de agosto de 1808)
En 1806 y 1807 el Gobierno español de Carlos IV envío quince mil hombres —con mujeres e hijos— en cumplimento de los acuerdos firmados con la Francia napoléonica, dos tercios de ellos conseguirían huir de sus "aliados" con la ayuda del tradicional enemigo: Gran Bretaña y su flota; un tercio no lo consiguió y muchos de ellos acabaron participando en el desastre de la Grande Armée en Rusia.
Algunos consiguirían escapar, incoporarse a las filas rusas. El zar Alejandro I formó con ellos el regimiento imperial Alejandro que retornó a España en octubre de 1813. Otros huyeron por sus propios medios.
Este libro cuenta la historia de estos hombres. Sin ser eminentemente ilustrado cuenta con una notable cantidad de imagenes y mapas.